Investigadores del Clínico de Valladolid hallan una alternativa a las biopsias para monitorizar el lupus a través de una proteína en la orina Julia Barbado, responsable de la Unidad de Enfermedades Autoinmunes del Hospita
l Clínico de Valladolid y médico responsable del estudio para ayudar a los pacientes de lupus.
Un grupo de investigadores del Hospital Clínico Universitario de Valladolid ha asociado por primera vez niveles elevados en orina de una proteína del sistema inmune denominada MCP con una mayor actividad de lupus, una enfermedad autoinmune crónica que afecta a al tejido conjuntivo, caracterizada por inflamación y daños, que se presenta principalmente en mujeres jóvenes fértiles.
Dicha proteína se había vinculado previamente a daño renal en el lupus, pero nunca en otro tipo de dolencias. Gracias a este descubrimiento, se podría mejorar el seguimiento clínico delos pacientes con ‘Lupus Eritematoso Sistémico’, ya que se desarrollaría a través de biomedidores (reactivos) con la orina y representaría una alternativa a las biopsias que se realizan a estos pacientes para monitorizar la enfermedad o la respuesta al tratamiento, que además presentan un coste mayor.
Para dar con este hallazgo, el grupo realizó un estudio con 48 pacientes de esta enfermedad de la consulta de Julia Barbado, responsable de la Unidad de Enfermedades Autoinmunes del Clínico y médico de los participantes del análisis. La investigación salió a la luz en ‘Cytokine’, una revista científica sanitaria que en su número del mes de agosto ha recogido este análisis.
En declaraciones a Ical, Barbado recuerda que la investigación nació en 2007 gracias a una beca de Caja de Burgos dotada con 10.000 euros y que el siguiente paso es validar este trabajo, para lo que sería necesaria una importante inversión difícil de conseguir en época de crisis y desarrollar un ‘multicéntrico’, es decir, probar este método de biomedidores en orina con alrededor de 600 pacientes de lupus de varios hospitales, países, rasgos,
etnias, razas…
“Es una enfermedad que cambia mucho en función de las razas. No actúa igual en blancos que en negros, por ejemplo”, sostiene.
En todo caso, teme que toda la labor realizada se estanque al no conseguir financiación para proseguir en esta sig uiente fase, aunque tiene esperanza y espera alguna donación de la industria farmacéutica, laboratorio u organismos para avanzar. De hecho, hay empresas interesadas en la investigación, pero se lo piensan porque la inversión a realizar es muy alta, debido al coste de los materiales. “Es una pena, porque en una situación económica más favorable probablemente este proyecto se apoyaría sin duda”, asegura Barbado.
Según datos de la Sociedad Española de Reumatología, esta enfermedad se pronuncia en siete de cada 100.000 habitantes al año, aproximadamente. El lupus puede aparecer a cualquier edad: infancia, edad adulta y ancianos, aunque en la mayoría de los casos aparece entre los 17 y 35 años. Nueve de cada diez son mujeres, la mayoría en edad fértil.
Se encuadra dentro de las enfermedades autoinmunes. En ellas, el sistema inmunológico “se confunde» y no diferencia entre los antígenos extraños (microbios) y los propios de las células, produciendo inflamación y daño en los tejidos del organismo. Se trata de una dolencia sistémica y los enfermos pueden sufrir brotes que afecten a muchos órganos: piel, articulaciones, riñones, corazón y pulmones, entre otros.
Las señales comunes del lupus son ronchas de color rojizo o cambio de color en la cara; dolor o inflamación en las articulaciones; fiebre; dolor de pecho, acompañado con dificultad para respirar; inflamación de glándulas; fatiga extrema (sentirse cansado todo el tiempo); pérdida inusual del cabello; palidez en los dedos de las manos o pies de bido al frío o el estrés; sensibilidad al sol; conteo bajo en las células de la sangre; y depresión, problemas para pensar y de memoria.
Es una enfermedad crónica, por lo cual el seguimiento adecuado de estos pacientes, junto con el tratamiento precoz de las complicaciones, es fundamental para evitar que se produzcan daños graves en los órganos vitales. En este sentido, la doctora Barbado explica que el uso de biomarcadores no invasivos representa una oportunidad para ahorrar molestias a los enfermos en un futuro próximo” y abre una nueva etapa para el seguimiento y para la toma de decisiones sobre el tratamiento de los pacientes con Lupus.
Este estudio se engloba en el programa de Investigación Biomédica del Clínico (ibC), puesto recientemente en marcha en este Hospital, cuyo fin es apoyar el desarrollo de proyectos de Medicina Traslacional (investigación aplicada).
Desde el grupo de investigación insisten en que esta dolencia supone un gran coste humano y económico para los pacientes, sus familiares y para el Sistema Nacional de Salud, algo que se abarataría con biomarcadores que se podrían poner en marcha gracias al hallazgo de la MCP y su comportamiento en la orina. Además, los resultados de una biopsia tardan hasta dos semanas, mientra s que de este modo se aprecian “de inmediato”, tal y como relata Julia Barbado: “El propio paciente se controlaría a sí mismo, sin necesidad de acudir al médico a
controlarse. Con su orina sobre una tira reactiva, como la que se utiliza para la acetona, él comprobaría los niveles y sabría si debe aumentar o reducir la dosis de medicamento. Se le mejoraría la calidad de vida y sería más barato para todos”.
Además de la doctora Barbado, el grupo que ha conseguido este hito está compuesto por otros investigado
res del Hospital Clínico Universitario de Valladolid de las áreas de Medicina Interna (Unidad de Enfermedades Autoinmunes), Servicio de Microbiología e Inmunología y del Programa de Investigación Biomédica del Clínico (ibC).
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