El sistema inmunológico es un sofisticado complejo de células y señales moleculares que nos defienden y protegen de enfermedades e infecciones. Sin embargo, este sistema no es perfecto y en algunos individuos «el sistema inmunológico puede confundirse de enemigo y atacar a la propia persona”. El término “enfermedad autoinmune” engloba a aquellas patologías que se originan por errores en el reconocimiento del agente patógeno, es decir, nuestro sistema inmunológico identifica erróneamente a nuestras propias células como patógenos externos infecciosos y las ataca.
El diagnóstico de las enfermedades autoinmunes, sobre todo en fases tempranas, es complicado debido a que inicialmente comparten sintomatología (dolores musculares, fatiga, fiebres bajas, malestar general) con otras enfermedades mucho más frecuentes en la población y se puede realizar un diagnóstico erróneo. Otro de los principales problemas para el diagnóstico es que la sintomatología de la enfermedad autoinmune es muy variable, observándose que la misma enfermedad puede afectar a diferentes tejidos en dos personas distintas.
Sin embargo, gracias al desarrollo de pruebas diagnósticas de inmunodetección, que nos permiten identificar de forma específica anticuerpos en tejidos en los que no deberían estar, se pueden diagnosticar la mayoría de las enfermedades autoinmunes.
El objetivo fundamental del tratamiento es “adormecer la actividad del sistema inmunitario”. Sin embargo, se ha de conseguir un equilibrio entre el control de la enfermedad y la capacidad para defenderse de posibles patógenos externos (bacterias, virus, etc). Los fármacos utilizados son corticosteroides y en algunos casos inmunosupresores.
Por desgracia, las enfermedades autoinmunes son generalmente crónicas y, por tanto, requieren de tratamiento durante toda su vida, aún cuando la persona parezca o pueda estar bien. Los tratamientos aplicados son muy efectivos y consiguen, en la mayoría de los casos, hacer desaparecer la sintomatología de la enfermedad. Sin embargo, esto no significa que se haya curado la enfermedad, el paciente y su familia deben concienciarse de la necesidad de mantener el tratamiento de por vida
Es importante resaltar también que la mayoría de personas con enfermedades autoinmunes pueden desarrollar una vida completamente normal mientras cumplan con el tratamiento. Un claro ejemplo es el caso de la norteamericana Shannon Boxx, quien con el diagnóstico de dos enfermedades autoinmunes (Lupus y Síndrome de Sjögren) ganó dos oros olímpicos con la selección americana de fútbol femenino.
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